viernes, 13 de febrero de 2015

Sí, ya está aquí el maldito 14 de febrero, ese día destinado a que reine el amor en la tierra y por el que la humanidad al completo nos debemos transformar en una masa viscosa de amor y buenas voluntades. Vamos, como la Navidad pero todo concentrado en 24 horas. 

Pero lo peor no es esa falsa sensación de que este es el único día del año en el que puedes demostrar el amor por tu pareja, no, lo que de verdad me produce dolor de cabeza es toda esa avalancha de artículos del tipo "Sorprenda a su pareja en el día de los enamorados ¡llénese el cuerpo de Nutella!" o "Vaya a ese restaurante tan caro en el que le servirán platos tamaño piojo a precio de oro, ¡todo sea por un San Valentín perfecto!". ¿Estamos locos o qué?

 Y eso por no hablar de las innumerables revistas y páginas web en las que te recomiendan interminables listados con las películas más empalagosas e infumables de todos los tiempos.A ver, que no cunda el pánico que aquí la menda, al igual que el 99'9% de la humanidad ha visto películas de ese tipo pero una cosa es ver una de vez en cuando y otra muy distinta que te acribillen hasta que sudes purpurina. Soy una cínica, lo sé, pero, como diría Scarlett O'Hara, pongo a Dios por testigo que como vea un artículo más en el que el epítome de un 14F perfecto sea una maratón de films románticos acompañados de una insana ingesta de helado acabaré vomitando arco iris...

Así que este año he decidido haceros un favor (soy así de maja) y he elaborado una lista con aquellas películas que, en mi opinión, son toda una dosis de realidad romántica. ¿Queréis uniros a mi rebelíón personal contra Cupido? ¡Pues no os perdáis estas recomendaciones!

Empezamos con una de esas cintas que todos hemos visto alguna vez en nuestra vida, aunque sea para echarnos la siesta con las repeticiones de TVE un domingo por la tarde: La Guerra de los Rose (1989).

¿Conocéis esa frase de Francesco Guerazzi que dice El matrimonio es el sepulcro del amor? Pues, basicamente, resume la trama de esta película, dirigida por Danny DeVito y protagonizada por Kathleen Turner y Michael Douglas: Bárbara y Oliver se conocen en su juventud y entre ellos se desata una pasión digna de la mejor novela romántica. Se casan, tienen hijos, un perro, un gato y la felicidad colma sus vidas... hasta que la realidad se cierne sobre ellos. Con una Turner que se siente infravalorada y con un Douglas egocéntrico a más no poder, la cosa no podía acabar más que en divorcio. El personaje de DeVito, amigo, abogado y más paciente que el Santo Job intentará mediar entre una pareja que ha pasado del amor al odio y de la pasión a la guerra absoluta. ¿Qué puede salir mal? 


Mi segunda recomendación de hoy trata sobre la venganza y es que ¿a quién no le acojona una novia despechada?. Esto mismo debió pensar Quentin Tarantino en 2003 cuando dirigió a Uma Thurman, aún con su cara original, en Kill Bill Volumen 1. Toda una historia de vendetta en la que la musa por excelencia del director se pasea enfundada en un mono amarillo repartiendo mandoblazos a diestro y siniestro armada con su afiladisima katana. La película es todo un homenaje al cine de acción oriental, del que Tarantino es fan,y, además reúne todas las características que han hecho a este director triunfar en el mundo entero: es sangrienta, violenta, está llena de diálogos mordaces y todo ello al ritmo de una fantástica banda sonora. Tremenda.



La tercera opción no es, ni de lejos, una cinta de amor a la vieja usanza pero sirve como homenaje a una de las que ha sido la serie de cabecera para muchos en los últimos años: Como Conocí a Vuestra Madre. ¿Adivináis ya de que peli se trata? Pues nada más y nada menos que de Predator (1987). Para los que aún no sepáis de que hablo os hago resumen. En un capítulo de la longeva serie de la CBS, Marshall y Lily tienen como tradición cada San Valentín ver este film de ciencia ficción en el que un equipo de fuerzas especiales, liderado por Arnold Schwarzenegger, lucha contra un alienígena invisible que se alimenta de carne humana. Romántico lo que se dice romántico no es pero oye, el bichito come-hombres es algo mítico en la historia del cine y para los amantes de la caza, y si no que se lo digan a Barney Stinson...



¿Hartos de cine comercial? ¿La moda hipster os ha poseído y sois más del rollo cine de autor? Pues la 4ª recomendación os va a encantar. Se trata de Blue Valentine (2010), dirigida por Derek Cianfrance y protagonizada por Ryan Gosling (babas, babas, babas...) y Michelle Williams. La película nos presenta a Dean y Cindy, un joven matrimonio que no atraviesa su mejor momento y que intenta recuperar la pasión perdida. Los propios personajes serán los que analicen, a través de flashbacks, los puntos flacos y álgidos de su historia de amor en una trama intimista en la que poco a poco te verás atrapado y con ganas de saber más. ¿Lo mejor de la película? ver a Ryan Gosling tocando el ukelele y cantando como un perro ahogado mientras la Williams se marca un baile en plena vía pública a lo Ginger Rogers. Para morirse, oiga.



Y llegamos al final de este listado subversivo con un film imprescindible para todos los amantes del realismo cínico. Se trata de 500 Days of Summer (2009) o, como la llamó el señor raro que se encarga de traducir en España títulos de pelis (y encima le pagan por ello) 500 Días Juntos. La cinta, dirigida por Marc Webb y protagonizada por Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel, nos deja muy claro desde el principio de que va la trama (vaya a ser que haya algún despistado) Esta es la historia de chico conoce a chica, pero más vale que sepas de entrada que no es una historia de amor. Y no, no lo es. Alternando presente y pasado y con un formato tipo diario la película nos habla de como se conocen Tom, el eterno idealista que cree en el amor, y la realista Summer, que huye de las relaciones y cuyo lema es Carpe Diem. Agarraos fuerte porque vienen curvas...



Espero que sobreviváis al día de San Valentín y si no, recordad, que siempre le podéis dejar un mensaje a Cupido...



jueves, 15 de enero de 2015


A las 14:30, hora peninsular, se anunciaban desde el Teatro Samuel Goldwyn de Beverly Hills las nominaciones a los Premios Oscar de este año. En esta ocasión, los encargados de nombrar a los afortunados han sido los directores J.J Abrams y Alfonso Cuarón (están en tos los fregaos), el actor Chris Pine y la Presidenta de la Academia de Hollywood, Cheryl Bone Isaacs. 

Los cuatro portavoces de la Academia
En primer lugar se han anunciado las nominaciones "menores", es decir: Mejores Decorados, Sonido y todas esas cosas sin las que una película sería imposible pero que, seamos claros, a nadie le importan un pepino. Entre eso y que estaba en el ajo Alfonso Cuarón, al que todavía le debo una querella por esos 2'90 euros que malgasté viendo Gravity, servidora ha aprovechado para darse un paseo hasta la nevera y revisar el móvil. 

Una vez finalizada la intervención de Abrams y Cuarón, y con un intermedio de 3 minutos en el que yo ya me estaba tirando de los pelos, han entrado en escena Pine e Isaacs para anunciar las nominaciones estelares de la gala. 

Pocas sorpresas ha habido en esta ocasión amigos. Birdman y El Gran Hotel Budapest, con 9 candidaturas y Boyhood, con 6, han sido las grandes triunfadoras, en cuanto a nombramientos se refieren (no tiremos campanas al vuelo que luego ya se sabe lo que pasa)

Entre las mejores películas, según los miembros de la Academia, se encuentran: El francotirador, Boyhood, El Gran Hotel Budapest, The Imitation Game, Selma, La teoría del todo, Whiplash, Birdman, Foxcatcher y Nightcrawler. 

Los títulos nominados a Mejor Película
Como ya he dicho, pocas sorpresas. El Gran Hotel Budapest ya se presentó en salas como una de las grandes películas de este año, recibió unas críticas excelentes y, para rematar, en las nominaciones a los Bafta se alzó como la favorita con 11 candidaturas. En cuanto a Boyhood ¿qué se puede decir de un film que ha tardado en rodarse 12 años? Si no llega a estar entre las elegidas es para ir a Hollywood y poner una reclamación. La teoría del todo cuenta con la aprobación del propio Stephen Hawking y eso es importante si tenemos en cuenta que la peli está basada en su propia vida y Birdman ha supuesto la vuelta a los escenarios de un Michael Keaton que brilla más que nunca. Vamos, que esto estaba cantao señores.

A Mejor Director los elegidos han sido Alejandro González Iñárritu por Birdman, Richard Linklater por Boyhood, Bennet Miller por Foxcatcher, Wes Anderson por El Gran Hotel Budapest y Morten Tyldum por The Imitation Game

Los nominados a Mejor Director
Como podéis ver, en esta categoría se cumple, como cada año, aquella regla no escrita de Hollywood por la cual entre los candidatos siempre estarán aquellos que han dirigido las cintas nominadas a Mejor Película. Ahí estamos miembros de la Academia, tan carcas como siempre, respetando las tradiciones y dejando las sorpresas para otros, no vaya a ser que del susto y la impresión se nos quede el pelo blanco. 

Dicho esto (y cruzando dedos por una jubilación masiva entre los académicos) vamos con las nominaciones a Mejor Actor y Actriz. Como dicen en los barcos, las damas primero: Marion Cotillard, Felicity Jones, Julianne Moore, Rosamund Pike y Reese Witherspoon han sido las elegidas. 

Las candidatas a Mejor Actriz
Con Cotillard, Whiterspoon y Moore como veteranas (las dos primeras ya poseen su propia estatuilla y la tercera ha estado nominada en varias ocasiones) nos quedan Jones y Pike como candidatas novel. De la actuación de Felicity en La teoría del todo no puedo hablar, porque aún no la he visto, pero de la de Rosamund en Perdida sí y ¡vaya interpretación amigos! Con el papelón que se marca la señora Pike en la película de David Fincher yo la daba el Oscar sin pensármelo pero no sé yo si los de la Academia estarán de acuerdo conmigo. De momento, la han nominado, muy merecidamente, y con eso ya me doy con un canto en los dientes.

Vayamos ahora con los candidatos masculinos: Steve Carrell, Bradley Cooper, Benedict Cumberbatch, Michael Keaton y Eddie Redmayne son los que optan a la estatuilla dorada. 
Candidatos a Mejor Actor
Que queréis que os diga, a mi ver a Bradley Cooper en la gala sin Jennifer Lawrence del brazo se me va a hacer raro pero ¡eh! todo sea por verle, que el mozo está de buen año y siempre merece la pena fijar las pupilas en su persona (sí, padezco Bradley-fever) Lo de Benedict Cumberbatch si que ha sido una gran alegría. Me encantaría que mi adorado Sherlock se llevara la estatuilla a Londres pero por lo que dicen las quinielas la cosa está entre Keaton y Redmayne así que me tendré que conformar con verle esmoquin, algo que nunca está de más. No te preocupes Ben, yo te dejo un hombro en el que llorar (y lo que tu quieras). 

No quería terminar este análisis sin hablar del que será presentador en esta edición nº 87 de los Oscar: Neil Patrick Harris. Tio, casi toco el techo con los pies cuando me enteré de que eras el chosen one. Confío plenamente en ti para que hagas de esta gala, que en principio pinta un poco coñazo, algo inolvidable ¿Challenge acepted Mister Stinson? Yo sé que sí. 



viernes, 21 de noviembre de 2014


TÍTULO: Matar a un Ruiseñor (To kill a Mockingbird)
DIRECTOR: Robert Mulligan
AÑO: 1962
PROTAGONISTAS: Gregory Peck, Mary Badham, Phillip Alford y John Megna. 
GÉNERO: Drama
DURACIÓN: 129 minutos
SINOPSIS: En 1932, Atticus Finch es un respetable abogado que reside en la apacible ciudad de Maycomb (Alabama) juntos con sus dos hijos, Jem y Scout. Mientras los pequeños viven obsesionados con su misterioso vecino Boo Radley, Atticus tomará una decisión que cambiará sus vidas al aceptar la defensa de Tom Robinson, un campesino negro acusado de violar a una mujer blanca. Inocencia, valores y prejuicios se mezclarán así en una trama en la que perder la esperanza siempre es la última opción. 
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Si me preguntáis en que me gasto el dinero os responderé que en cañas con los amigos, tabaco (¡cuánto vicio!), cañas, caprichos varios, ¿he dicho ya cañas?. Como autora de un blog sobre pelis me encantaría deciros que una pequeña parte de mis ahorros también los invierto en ir, por lo menos, una vez a la semana al cine pero que queréis que os diga... está la cosa un poco complicada, porque lo de matar un dragón, vender un riñón y secuestrar tres unicornios un día de cada siete para poder comprar una entrada no es algo que se pueda hacer cada poco tiempo. Por lo menos no sin levantar sospechas.

Es por eso que cuando me comentaron que la fiesta del cine volvía a las salas españolas a finales del mes de Octubre casi me caigo de culo de la emoción y, aprovechando la coyuntura, durante esos tres días de gloria en los que las entradas costaban 2'90 euros me hinché a ver películas.

 Mención especial, sin lugar a dudas, para El Juez, dirigida por David Dobkin y protagonizada por Robert Downey Jr y Robert Duvall (dos Robert's por el precio de uno). Tremendo film, si no la habéis visto ya os estáis poniendo las pilas y no, no es un consejo, ES UNA OBLIGACIÓN. Por si no fuera poco con la trama y con el maravilloso nivel de los actores, para poner la guinda al pastel encima va Downey Jr y, en su papel de abogado cabronazo, suelta una frase de estas que te dejan más tonta que buena: "Todos queremos un Atticus Finch que nos defienda hasta que las cosas se empiezan a poner feas"

Ahí Robert, ahí tocando patata y fibra sensible nombrando al que, en 2007, el American Film Institute catalogó como el Mejor Héroe de toda la historia del cine. Y contra esto hay poco que alegar. 

No seré yo quien diga algo malo de Atticus Finch. En primer lugar porque representa tal compendio de virtudes y rectitud moral que sería un crimen hacerlo y, en segundo, porque si mi madre se entera de que por mi boca han salido sapos y culebras acerca de su queridísimo Atticus me pone las maletas en la puerta, me deshereda, me escupe y, todo, en menos de lo que canta un gallo. 

Dicho esto, no os resultará difícil imaginar la diversión permanente en la que se ha convertido mi vida (a veces me da pena no vivir en EEUU y tener licencia de armas) desde el preciso momento en el que se me ocurrió la genial idea de decirla que el siguiente análisis del blog iba a ser sobre Matar a un Ruiseñor. No es sólo que la novela sea su libro preferido sino que se ha visto tantas veces la película que se sabe diálogos enteros, ahí es ná. Pero, por si esto fuera poco, vamos a añadir el hecho de que, desde que tengo uso de razón, pocas frases he oído salir de boca de mi madre que suenen a sentencia bíblica más que estas tres:

1-La navidad empieza el 6 de Diciembre.
2-Tómate el zumo que se le van las vitaminas.
y 3- Atticus Finch es todo un caballero, es perfecto, es Dios y a ver quien tiene narices de decir lo contrario.

Así pues, hoy os traigo el análisis de una de esas cintas de cabecera, una de esas películas que te hacen seguir confiando en la raza humana y que, por lo menos para mí (gracias mamá) te devuelven a la infancia. Hoy analizo Matar a un Ruiseñor.


Gregory Peck y Harper Lee
La cinta está basada en la que sería la primera y única novela de Harper Lee, publicada en 1960. El libro, toda una crítica a la injusticia, tuvo tal éxito que ese mismo año su autora ganó el Premio Pulitzer y, con ello, una importante legión de seguidores entre los que se encontraba el productor Alan J. Pakula. Fascinado con la historia que narraba Lee, Pakula vio la oportunidad perfecta para crear una película reivindicativa pero que, a la vez, llenara las salas de cine y con esta idea se presentó en los despachos de la Universal Pictures. Allí presentó su ambicioso proyecto a los ejecutivos de la productora quienes lo rechazaron al creer que no tendría tirón para la gran pantalla pues la historia carecía de un romance, de acción y de un castigo ejemplar para el villano. 


Mostrándose en desacuerdo con la decisión de la Universal, Pakula se dirigió, proyecto en mano, a casa de su colega Robert Mulligan, un joven director de dramas televisivos y adscrito a la corriente del Nuevo Cine Estadounidense, un movimiento contrario a la censura y al modo de hacer cine en Hollywood. Con estos referentes os podréis imaginar lo que pasó, Mulligan se tomó la proposición de su amigo como un acto de reivindicación sin precedentes y, de esta forma, aceptó de inmediato co-producir y dirigir la cinta. 

Juntos se dirigieron entonces a la Universal, que, milagrosamente, aceptó el proyecto. Tras reunirse con la autora y que esta diera su visto bueno, la productora compró los derechos del libro y comenzó la búsqueda de un guionista capaz de adaptar la novela de Lee a la gran pantalla sin perder una pizca de su encanto original. Pakula y Mulligan lo tenían claro: el elegido tenía que ser Horton Foote, un viejo conocido de ambos que ya había trabajado en varias series y películas para la NBC. En un primer momento, Foote rechazó la oferta pues no creía que fuera capaz de hacer justicia a la calidad del texto escrito por Lee. Al final, y tras la insistencia de director y productor, Foote aceptó el proyecto y se puso manos a la obra.

El siguiente paso fue la elección del actor protagonista. Mulligan y Pakula llegaron a un acuerdo con la Universal por la cual ellos se encargaban de contratar al guionista y, de esta forma, la productora se centraba en la búsqueda del actor adecuado para encarnar a Atticus Finch. Su primera opción fue Rock Hudson, quien se negó en redondo. Tras esto, le ofrecieron el papel a James Stewart, quien también rechazó la oferta alegando que la
historia era demasiado liberal y que, por este motivo, podía crear controversia. 

                                                                                                                                                                    Con la Universal tirándose de los pelos por la falta de un protagonista, Mulligan y Pakula
tomaron las riendas y le ofrecieron el trabajo a Gregory Peck (Recuerda, Vacaciones enRoma) quien aceptó leerse el libro para después tomar una decisión. El actor quedóencantado con la novela. En posteriores entrevistas, Mulligan recordaría como, tras habersereunido el día anterior con Peck, éste le había llamado a las 7 de la mañana emocionado, afirmando que se había leído la novela en cuestión de horas y preguntándole que cuando empezaban a grabar. 

Mary Badham y Phillip Alford

El siguiente paso fue la elección del resto del elenco. En cuanto a los niños que encarnarían a Jem y Scout, los hijos de Atticus, Mulligan sólo pidió una cosa al equipo de casting: que los chavales no tuvieran nada que ver con Hollywood pues pensaba que aquellos que ya tenían experiencia en el mundo de la interpretación habían perdido por completo el sentido de la infancia y él necesitaba niños que actuaran como tales. Con este precedente, se hicieron audiciones por todo el país, llegándose así a entrevistar a más de mil chicos y chicas, hasta que, finalmente, los elegidos fueron Mary Badham para el papel de Scout y Phillip Alford para el de Jem. 
Robert Duvall como Boo Radley

Tras la elección de los niños llegó la del controvertido vecino Arthur Boo Radley. Necesitaban a alguien con un aspecto desaliñado pero que, a la vez, inspirara ternura y, en este caso, Horton Foote tuvo la última palabra. Por recomendación suya se contrató a un jovencísimo Robert Duvall quien, emocionado por su salto al celuloide, se preparó el papel a conciencia llegando a pasar 6 semanas alejado de la luz solar y tiñiéndose el pelo de rubio platino. 

Con el casting completo dio comienzo la búsqueda de localizaciones. En la novela, Harper Lee había creado una bucólica ciudad sureña llamada Maycomb, inspirándose en los recuerdos que tenía de su ciudad natal Monroeville, ubicada en Alabama, así que allí se dirigieron director y productor seguros de que encontrarían el escenario perfecto. Cual fue su sorpresa cuando, al llegar, se encontraron con una ciudad completamente modernizada y que poco tenía que ver con el lugar que Lee describía en su libro. Consternados, hicieron las maletas y a su regreso a Los Ángeles reunieron con carácter de urgencia a todo el equipo artístico en los estudios de la Universal. Con un presupuesto total de 2.000.000, 225.000 dólares fueron a parar a los diseñadores del film, a quienes les encargaron crear, detalle a detalle, su propia versión de la Maycomb narrada por Lee en Matar a un Ruiseñor

Finalmente, el rodaje comenzó en febrero de 1962 y terminó en mayo de ese mismo año. El ambiente en el set fue excelente, Peck y Badham, que interpretaba a la pequeña Scout, se convirtieron en inseparables y Mulligan estaba tan satisfecho con el trabajo que describió Matar a  un Ruiseñor, como una de las grabaciones más fáciles a las que se había enfrentado. 

Mary Badham agarrada a Robert Mulligan durante el rodaje
Incluso Harper Lee, muy crítica al principio, dio su visto bueno tras el primer día de grabación al ver una escena en la que Atticus abrazaba a sus hijos tras regresar del trabajo.  La escritora se emocionó tanto que Gregory Peck le preguntó que qué le pasaba y ella emocionada le contestó que su actuación le había recordado terriblemente a su padre, recientemente fallecido y en quien se había inspirado al crear a Atticus. Le dijo que incluso tenía su misma barriguita a lo que Peck, entre risas, le contestó: "Esto no es barriga Harper, es una gran actuación". 

En cuanto a la parte técnica,no puedo empezar sin hablar de los planos iniciales del film. Ese travelling que Mulligan hace a través de los pequeños tesoros que Jem y Scout esconden en una caja de puros, es hipnotizante. Y si a esto añadimos los plano-detalle que el director mezcla con el deslizamiento de la cámara el resultado es absolutamente sublime. Pocas escenas he visto yo que digan tanto sin una sola línea de texto, señores. ¡Bravo Mulligan!

Plano detalle en el film
Pero como no sólo de primeros planos viven los films, a lo largo de la cinta también abundan los contrapicados (recordemos que los niños son los que narran la historia), así como los flashbacks, los planos de tipo general o los picados para mostrar autoridad en los adultos.  

 Por otro lado, no puedo terminar con la parte técnica sin mencionar el gran trabajo que realizó Rusell Harlan con la fotografía. ¿Podéis imaginaros esta película sin el blanco y negro? Yo no y ya no sólo por el gran manejo de los claroscuros que Harlan demostró durante la grabación, sino porque sin el B/N creo que se habría perdido la mitad de la intriga y belleza que posee visualmente este film.

Al poder de las imágenes es inevitable unir la maravillosa banda sonora que Elmer Bernstein creó para la película. Toda la composición es de tipo extradiegético, es decir, que sólo la escuchan los espectadores pero esto no supone ningún problema ya que el músico supo crear las notas perfectas para cada momento del film. En él, Benstein muestra una clara preferencia por el sonido orquestal, como ya había hecho en sus anteriores trabajos (Los Siete Magníficos) ofreciéndonos así desde unos in crescendo que a más de uno le pondrían los pelos de punta hasta las melodías más suaves e intimistas. 

Finalmente, tras meses de trabajo y postproducción, la película se presentó en pase de prensa el 25 de diciembre de 1962. Las críticas fueron buenas, tanto que en febrero del año siguiente el film se presentó a concurso en la XVII edición del Festival de Cannes. Allí, Robert Mulligan ganó el premio especial Gary Cooper y la cinta, valorada por expertos hasta el momento, obtuvo su crítica final al enfrentarse al gran público en su estreno oficial el 14 de febrero. El éxito fue rotundo, con una recaudación de 13.129.846 millones de dólares, Matar a un Ruiseñor se convirtió en un taquillazo que no hacía más que cosechar aplausos y buenas críticas.
Gregory Peck tras ganar el Oscar a Mejor Actor 

Con el apoyo de expertos y público, la película obtuvo 8 nominaciones en los Oscar de 1963, de las cuales al final se alzó con 3 estatuillas: Mejor Guión Adaptado para Horton Foote, Mejor Dirección Artística y Mejor Actor para un sorprendido Gregory Peck, que tras 4 nominaciones fallidas no esperaba conseguir el premio. 

En definitiva, no os recomiendo ver este film por los galardones o por el hecho de que ocupe el puesto 25 en la lista de las 100 mejores películas de la historia, os la recomiendo porque no ver, por lo menos una vez en la vida, Matar a un ruiseñor es un pecado tan grande como el que el propio Atticus describe en la que es una de sus frases insignia


“Matar un ruiseñor es un grave pecado, porque los ruiseñores no hacen otra cosa que cantar para regalarnos el oído. No picotean los sembrados, no entran en los graneros a comerse el trigo,… no hacen más que cantar con todas sus fuerzas para alegrarnos”.

FUENTES:
Web:
http://es.wikipedia.org/wiki/Matar_un_ruise%C3%B1or
http://es.wikipedia.org/wiki/To_Kill_a_Mockingbird_%28pel%C3%ADcula%29
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/14/videos/1363278392_445680.html
http://rodriguezdesousa.blogspot.com.es/2009/04/breves-apuntes-sobre-la-pelicula-matar.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Mulligan
http://es.wikipedia.org/wiki/Gregory_Peck
http://elpais.com/diario/2010/08/07/babelia/1281139955_850215.html







lunes, 10 de febrero de 2014


TÍTULO: Pulp Fiction
DIRECTOR: Quentin Tarantino
AÑO: 1994
PROTAGONISTAS: John Travolta, Samuel L. Jackson, Uma Thurman, Bruce Willis y Harvey Keitel
GÉNERO: Drama/Comedia negra
DURACIÓN: 148 minutos
SINOPSIS: En la bulliciosa ciudad de L.A Vincent (John Travolta) y Jules (Samuel L.Jackson) son dos asesinos a sueldo con una misión: encontrar un misterioso maletín propiedad del temido gángster Marcellus Wallace, su jefe. La búsqueda se complicará con la entrada en acción de Mia (Uma Thurman), la misteriosa mujer de Wallace y de Butch (Bruce Willis), un ambicioso boxeador que pretende cambiar su vida estafando a Marcellus. A medida que avanza la historia los protagonistas verán cómo sus caminos se cruzan inevitablemente, dando lugar a una trama en la que violencia,  redención y supervivencia son las claves del juego.
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Soy muy fan de las bandas sonoras de las películas, llamadme friki si queréis pero me encantan. La noyée de Yann Tiersen en Amelie puedo escucharla durante horas, el tema central de La vida es bella es un tarareo constante en momentos de aburrimiento y el Singing in the rain una letra que cantar a pleno pulmón en días de lluvia. Me gustaría hacerme la difícil ante la pregunta ¿cual es tu preferida? pero, queridos amigos, os estaría engañando porque si tuviera que escoger alguna en concreto me quedaría, sin dudarlo, con la que Tarantino hizo para Pulp Fiction.

No sólo es la banda sonora, es que he visto tantas veces esta película y he hablado tanto de ella a mis conocidos y allegados que me merezco, como mínimo, un sueldo de representación (Quentin, tenemos que hablar) asique hasta que mi colega Quen me llame he decidido matar el tiempo de la siguiente forma: poniéndome el traje de tarantinista y rindiéndole un homenaje hoy en el blog a la que, para mí, es la obra maestra de este controvertido cineasta y una de mis películas preferidas: Pulp Fiction.

La película está basada en una idea original de Tarantino y de su colega Roger Avary. En 1991, el director se encontraba inmerso en el rodaje de la que sería su ópera prima, Reservoir Dogs. Emocionado por haber conseguido meter el pie en Hollywood contactó con Avary  y le hizo una proposición: escribir el guión de tres cortos que resultasen una antología del cine negro y en los que incluirían elementos de los Pulp Magazines, unos comic baratos de los que ambos eran seguidores. Roger aceptó de inmediato y juntos decidieron llamar provisionalmente al proyecto The Black Mask.

Quentin Tarantino y Roger Avary
Antes de que se pusieran manos a la obra llegó 1992 y con él el estreno de Reservoir Dogs. Tanto crítica como público se enamoraron del film y Tarantino pasó, de un día para otro, de ser el chico humilde que trabajaba en un videoclub a convertirse en la nueva adquisición de Hollywood. Antes de que el éxito se le subiera a la cabeza decidió aprovechar la situación y, de esta forma, comenzó a promocionar el que sería su próximo trabajo. A pesar de que ni Avary ni él habían escrito una sola línea de The Black Mask, Tarantino vendió tan bien el proyecto que la productora Tristar se interesó por él de inmediato y, sin dudarlo, compró los derechos del guión.

Terminada la promoción de Reservoir Dogs por Europa y con el dinero de la Tristar aún caliente en los bolsillos, Quentin se trasladó a Amsterdam para escribir el script de The Black Mask. Con la idea de encontrar un remanso de paz en el que poder concentrarse, alquiló un pequeño estudio sin teléfono. La intención era buena pero finalmente las distracciones de la capital holandesa pudieron con Tarantino, quien pasó más tiempo visitando bares de hierba, viajando o follando (según sus propias palabras) que escribiendo. A finales de 1992, cuando la productora ya estaba tirándose de los pelos por el retraso, Tarantino apareció en Los Ángeles guión en mano y las aguas se calmaron, aunque por poco tiempo. La extensa historia no lineal que el cineasta presentó ante  los ejecutivos no terminaba de convencerles asique cuando Miramax se ofreció a comprar los derechos del film a la Tristar sólo le faltó darles las gracias.

A Miramax se unieron otras dos productoras, la Jersey Films, propiedad de Danny DeVito, y A Band Apart, la empresa creada en 1991 por Tarantino y Laurence Bender. Una vez resuelta la parte administrativa, comenzó la elección del elenco.

Para el papel de Vincent Vega, Quentin pensó desde un primer momento en su amigo Michael Madsen, con quien ya había trabajado en su aclamada Reservoir Dogs. A pesar de que Madsen se interesó por el proyecto al final tuvo que rechazarlo, pues ya había firmado para otra película y las fechas de rodaje coincidían. Tras la negativa de Madsen se pensó en otros actores, como Steven Seagal y Mel Gibson, pero Tarantino se negó rotundamente, o Vincent Vega era interpretado por John Travolta o se bajaba del barco. A pesar de que todo el mundo intentó disuadirle, pues el actor se encontraba en el ostracismo más absoluto desde 1989, Quentin se propuso convencerle y para ello ideó un cuidado plan. Apelando al sentimentalismo de Travolta, Tarantino alquiló el que hasta hacía poco había sido el apartamento del actor en L.A y allí empleó todas sus armas de persuasión. Con frases del estilo: “¿Es que no sabes lo que significas para el cine americano?” y tras varias horas de charla al final, no sabemos si por gratitud o cansancio, Travolta aceptó el papel y Tarantino comenzó a pensar en su siguiente objetivo, el intérprete que pondría cara a Jules Winnfield.


Travolta y Jackson como Vincent Vega y Jules Winnfield
Con este lo tuvo más fácil. Dos años atrás, un casi desconocido Samuel L.Jackson, se presentó al casting de Reservoir Dogs con la intención de convertirse en el Señor Naranja. Aunque al final el papel fue para Tim Roth, Tarantino quedó tan impresionado con la audición de Jackson que le prometió escribir un personaje para él en su próxima película. Cumpliendo su palabra, Quentin le ofreció el papel de Jules a Samuel y este, tras leerse el guión de un tirón, aceptó encantado.


Con sus dos carismáticos gangsters  escogidos, Tarantino se centró en quien iba a ser la misteriosa Mia Wallace. Su primera opción fue Julia Roberts, pero el elevado caché de la actriz se pasaba del presupuesto inicial asique comenzó a barajar otros nombres. Patricia Arquette, Kim Bassinger o Michelle Pfeiffer fueron algunas de las intérpretes en las que pensó pero, al final, este fue para una reticente Uma Thurman a la que Tarantino tuvo que leer el guión por teléfono para convencerla.

La femme fatale Mia Wallace
Con Travolta, Jackson y Thurman en el equipo al director ya sólo le quedaba por asignar el papel del ambicioso boxeador Butch Coolidge. Antes de que Quentin se comiera la cabeza pensando en el actor adecuado, su amigo Harvey Keitel le ofreció la solución, dárselo a su vecino Bruce Willis quien se había convertido en un fanático de Tarantino tras ver Reservoir Dogs. Después de una reunión en la que Willis rogó encarecidamente al director que le dejara participar en su nueva película, Quentin le dio el papel de Butch y con él cerró el elenco.

El rodaje comenzó en Los Ángeles el 20 de septiembre de 1993 y se prolongó hasta el 30 de noviembre de ese mismo año. A pesar de que el ambiente en el set de grabación fue inmejorable el rodaje no estuvo exento de problemas. Uno de los más importantes fue la cuestión monetaria. Con un presupuesto de 8.000.000 de dólares Pulp Fiction era, en jerga hollywoodiense, una película pequeña. Como consecuencia, el equipo al completo, incluido Tarantino, tuvo que aceptar reducir su salario a la simbólica cifra de 20.000 dólares semanales, lo que en la industria del cine equivale a calderilla. Los sueldos eran tan escasos que en una entrevista posterior Travolta afirmó, con mucha sorna, que si descontaba lo que había costado su estancia en el hotel Four Seasons de Beverly Hills prácticamente había pagado por participar en el film. A pesar de estas declaraciones, hay que decir que esta rebaja de sueldos tenía truco, pues cada miembro del equipo había firmado una cláusula en su contrato por la cual recibiría, tras el estreno de la película, un amplio porcentaje de los beneficios recaudados. Vamos, que mucho lloriquear pero que al final se hicieron de oro.

Con el problema del presupuesto superado, comenzaron las grabaciones y con ellas las anécdotas. Una de las mejores quizás sea el hecho de que Tarantino, muy riguroso en sus rodajes, contratara a Craig Hamann, un ex heroinómano amigo suyo,  para que asesorara y familiarizara a Uma Thurman y a John Travolta con los hábitos de un adicto. Fue el propio Hamann el que explicó que el azúcar podía pasar por cocaína en pantalla o el que le dijo a una alucinada Uma que podía simular una sobredosis de heroína bebiendo chupitos de tequila a mansalva y dándose, a continuación, un baño de agua caliente.

Siguiendo con el rodaje, no sabemos si fue por el toque de femme fatale que la Thurman magistralmente mostró en su papel de Mia Wallace o por el hecho de que aparezca descalza en casi todas las escenas, (Quentin, fetichista cabrón, ¡te he pillado!) el caso es que Tarantino decidió convertirla desde Pulp Fiction en su musa personal. Ahora bien, todo este despliegue de amor y admiración no quita que cuando la actriz se negó a rodar la famosa escena en la que su personaje baila un twist con Vincent Vega, a Tarantino le dieran ganas de estrangularla.El motivo fue que Uma, arrítmica por naturaleza, tenía miedo de hacer el ridículo frente a John Travolta, quien ya había mostrado sus grandes dotes de bailarín en películas como Grease o Fiebre del Sábado Noche. Al final, y sólo tras la promesa por parte de Taratino de guiarla en todos los pasos, la actriz accedió a grabar la escena y esta ha quedado inmortalizada como una de las más representativas del film.


La famosa escena del twist entre Mia y Vincent


Como no sólo de anécdotas viven los rodajes, en el caso de Pulp Fiction las improvisaciones y los homenajes también tuvieron su hueco. Uno de los cambios más importantes hacía referencia al aspecto que John Travolta iba a lucir en pantalla. Pensando que su personaje debía mostrarse con un toque más europeo y bohemio, el actor le propuso a un controlador Tarantino llevar el pelo largo. El efecto, según Travolta, debía ser hortera o elegante, según se mirase y a Quentin le pareció tan gracioso verle con esas pintas que aceptó el cambio de inmediato.

Por otra parte, Tarantino decidió incluir en Pulp Fiction numerosos elementos que hicieran referencia a sus gustos y aficiones. De esta forma, la película está llena de homenajes. Por nombrar alguno de ellos, la katana que Butch utiliza en la armería es una oda al cine oriental, del que Tarantino siempre se ha declarado fan y los trajes que lucen Vincent y Jules, así como la escena en la que el Señor Lobo asocia nombres con colores, son una clara referencia a la que fuera su ópera prima, Reservoir Dogs.

En cuanto a la parte técnica, fue uno de los aspectos que más obsesionaron al director. A pesar de que contaba con un presupuesto bastante limitado, Tarantino quería a toda costa que el film resultase refinado a ojos del espectador pero conjugar sus deseos y el dinero fue todo un problema… Las lentes de alta calidad se salían de su presupuesto y las que podía permitirse le ofrecían un resultado tan barato, visualmente hablando, que se negó a utilizarlas desde el principio. Al final, y tras mucho buscar, se decidió por el tipo de film más lento que tenía la marca Kodak y este fue el que utilizó. Lo bueno de este film era que las imágenes resultantes tenían ese punto de sofisticación que Tarantino buscaba, ¿lo malo? requería iluminación extra, por lo que durante los 51 días que duró el rodaje, el set de grabación se convirtió en una especie de sauna en la que el equipo sudó a mares.

Siguiendo con la parte técnica, en Pulp Fiction abundan los planos over the shoulder (aquellos en los que la cámara se instala tras el personaje para que el espectador tenga su mismo campo de visión) así como las tomas continuas (todo un homenaje del director a su amado Scorsese), los picados/contrapicados y los planos detalle, aquellos en los que el espectador se ve obligado a fijar su atención en lo que aparece en pantalla.
Plano over the shoulder
Finalizado el rodaje comenzó la postproducción y en ella cobró un papel importante la música, algo esencial en los films de Tarantino. En Reservoir Dogs Quentin ya sentó precedente al anunciar que nunca mandaría componer temas especialmente para sus películas, pues prefería escoger las canciones él mismo, de esta forma en Pulp Fiction siguió la misma línea y por ese motivo la película no cuenta con una banda sonora original. Llegados aquí os digo ¿a quién le importa? la conjunción de imágenes, diálogos y música es tan bestial que no creo que a nadie le preocupe de donde narices salen las canciones.

Aunque muchos de los temas fueron escogidos por el propio Tarantino, otros se incluyeron en el film por recomendación de algunos colegas, como el músico Boyd Rice, quien sugirió al director que en los créditos de inicio utilizara el surfero y frenético Misirlou, tema que se ha convertido en insignia de Tarantino. Si a esta canción le añadimos el rockero You Never Can Tell de Chuck Berry, el Jungle Boogie de los Kool and the Gang o la suave y melódica Girl, You’ll Be A Woman Soon versionada por Urge Overkill el resultado es una banda sonora que dota de significado a las escenas, que funciona y que, en definitiva, es una de las mejores que este director ha hecho.

Tras la postproducción, el prestigioso Festival de Cannes fue el lugar escogido para la presentación de la película. Allí Pulp Fiction no sólo impresionó a un jurado que esperaba con ansias el segundo film de un joven Tarantino sino que,  además, esta se llevó la Palma de Oro a mejor película. Con esta referencia positiva el estreno oficial de la cinta, en Octubre de 1994, fue coser y cantar. Pulp Fiction encandiló a crítica y público, demostrando así que estaba al mismo nivel que la tan aclamada Reservoir Dogs y que lo de Tarantino en Hollywood no iba a ser una simple moda pasajera, él había llegado para quedarse.

Con una recaudación de más de 213 millones de dólares, Pulp Fiction se convirtió en una de las películas más taquilleras del año. En medio de la emoción por haber conseguido afianzarse en el mundo del cine y con las felicitaciones lloviéndole por todos lados, a Tarantino le notificaron que su film optaba a 6 Globos de Oro, incluidas las categorías a Mejor Película y Mejor Director. Aunque al final sólo se llevó el Globo de Oro al Mejor Guión el ánimo del director no decayó, pues la mayor sorpresa llegó con los Oscar, en donde su película obtuvo 7 nominaciones importantes de las cuales Tarantino obtuvo el Oscar al Mejor Guión Original.

En definitiva, os recomiendo que veáis Pulp Fiction. No sólo porque sea una de mis pelis preferidas (está en mi top 3 personal)  o por el hecho de que sea una fan declarada de Tarantino…Sino porque todo ese derroche de violencia, diálogos disparatados y situaciones extremas a ritmo de rock and roll y música disco han convertido a esta cinta en uno de los grandes clásicos del cine moderno, aquel en el que el descaro más absoluto se convierte en su seña de identidad pues, como dice Mia Wallace en la película:

 ¿No es más emocionante cuando no tienes permiso?.
FUENTES:
Web:
 http://es.wikipedia.org/wiki/Pulp_Fiction
 http://es.tarantino.wikia.com/wiki/Pulp_Fiction
 http://festivalxdentro.com/opinion/la-cancion-de-tu-peli/la-cancion-de-tu-peli-pulp-fiction/
 http://www.filmaps.com/es/pulp-fiction-f-46/
 http://www.bandalismo.net/2013/pulp-fiction-rodaje-20-anos/
 http://elcondensadordefluzo.blogs.fotogramas.es/2012/02/20/10-curiosidades-de-pulp-fiction-1994/
 http://tepasmas.com/curiosidades/pulpfict
Libros:
"Vidas secretas de grandes directores de cine", de Robert Schnakenberg, ed.Oceano 2011

viernes, 20 de diciembre de 2013



TÍTULO: Toro Salvaje (Raging Bull)
DIRECTOR: Martin Scorsese
AÑO: 1980
PROTAGONISTAS: Robert De Niro, Joe Pesci, Cathy Moriarty y Nicholas Colasanto.
GÉNERO: Drama/Autobiografía
DURACIÓN: 129 minutos
SINOPSIS: Nueva York. Jake La Motta (Robert De Niro) es un joven boxeador obsesionado con lograr el título de campeón de los pesos medios. Ayudado por su hermano y manager Joey (Joe Pesci) Jake saboreará el éxito pero también verá como pronto su sueño se convierte en pesadilla. La tormentosa relación que mantiene con su mujer (Cathy Moriarty), sus propias inseguridades y la presión que ejerce sobre él la mafia convertirán al boxeador en un personaje mediocre y desgastado que verá como todo su mundo se derrumba.
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Las películas de deportes no son lo mío. ¿Million Dólar Baby? Lo siento por Eastwood (Clint, te quiero) pero he sido incapaz de terminarla y mira que lo he intentado. ¿Rocky? Me quedo sólo con ese Stallone corriendo a todo trapo por las calles de Philadephia al ritmo de Eye Of The Tiger y el resto de sus interminables secuelas mejor ni las menciono. Podría estar un buen rato nombrando más películas deportivas y explicando porque no me enganchan pero el resultado sería el mismo: NO SON LO MIO.

Antes de que los amantes del deporte y el cine me crucifiquen o me hagan el vade retro os diré que, como en todo, siempre hay excepciones. En este caso son dos películas de esta temática que, lo reconozco, me encantan.

 La primera de ellas es Invictus, dirigida en 2009 por Clint Eastwood (¿ves como te quiero Clint?) y protagonizada por Matt Damon y Morgan Freeman. No sé si será el retrato que se hace de Mandela, el maravilloso poema de William E. Henley que se recita varias veces a lo largo de la película o el hecho de que el señor Freeman me parece un actorazo como la copa de un pino, el caso es que se trata de un film que recomiendo encarecidamente.

La otra película de temática deportiva que ha conseguido que no me duerma en los laureles es la que os traigo hoy, Toro Salvaje. La volví a ver hace poco con mi amiga Miryam, una enamorada de Scorsese, y aunque no me acordaba de casi nada la trama consiguió captar mi atención hasta el final. Vamos, que la recomiendo a voz en grito y por varios motivos.

No sólo cuenta con el tándem De Niro-Scorsese que, para mí, es uno de los mejores que nos ha regalado la historia del cine sino que, además, Toro Salvaje es un compendio de superación,  lucha, éxito y fracaso y un claro ejemplo de cómo lo que deseamos se puede volver en nuestra contra cuando menos lo esperamos.

Robert De Niro & Martin Scorsese
La película está basada en la novela biográfica del ex boxeador Jake La Motta, titulada  Raging Bull: My Story. En 1974, Robert De Niro estaba inmerso en el rodaje de El Padrino II y Scorsese  realizando el film Alicia ya no vive aquí. Entre toma y toma, De Niro leyó el libro y quedó tan fascinado con la historia que le propuso a Scorsese la adaptación de la novela a la gran pantalla. En un primer momento, el director rechazó el proyecto alegando que ya tenía otras películas en mente, pero tras el fracaso de New York, New York en 1977, De Niro volvió a proponerle la idea a Scorsese y esta vez el realizador, sumido en una grave depresión, aceptó encantado.

Uno de los primeros problemas que se le plantearon al director fue la adaptación de la novela a un guión cinematográfico. El libro original repasaba la vida de Jake La Motta durante un periodo de 50 años, por lo que resumirlo iba a ser un asunto peliagudo. Sin saber cómo enfocar el asunto y con la preproducción de la película estancada, Scorsese le envió la novela al guionista Mardik Martin para que este hiciera un primer tratamiento del script. El resultado fue un desastre, Mardik le enseñó  a Scorsese un guión tan largo y enrevesado que no había por donde cogerlo, asique el director, a punto del colapso, le pidió a Paul Schrader, con quien ya había trabajado en Taxi Driver, que hiciera una nueva versión.

Pasadas unas semanas, el guionista le envió a Scorsese un nuevo script y, a pesar de que incluía demasiadas palabrotas (la palabra fuck se dice 114 veces) y un sinfín de escenas violentas y sexuales, este recibió la aprobación del director. Finalmente, y con el guión de Schrader aún caliente entre las manos, Martin Scorsese y Robert De Niro se marcharon a la Isla de San Martin, en el Mar Caribe, en donde terminaron de pulir y estructurar el escrito en 20 días.

Una vez establecido el guión llegó la hora de elegir al elenco. Desde un primer momento, Scorsese no tuvo dudas acerca de quien iba a encarnar a Jake La Motta. O lo hacía Robert De Niro o no lo hacía nadie y no sólo porque el actor ya hubiera interpretado con éxito a un personaje violento, inseguro e imprevisible (recordad al Travis Bickle de Taxi Driver) sino porque el director sabía que De Niro se dejaría la piel en su papel. Como buen actor de método, De Niro se ha caracterizado a lo largo de su carrera por mimetizarse exageradamente con sus personajes, hasta tal punto que no se sabe nunca donde comienza él y donde la actuación. Y para que veáis que se de lo que hablo os pongo algunos ejemplos: semanas antes del rodaje de El Padrino II  aprendió a hablar el dialecto siciliano propio de Vito Corleone, para la preparación de su personaje en Taxi Driver estuvo trabajando 4 semanas como taxista y en El Cabo del Miedo pagó a un dentista 5000 dólares para que le estropeara los dientes con el fin de interpretar al ex convicto Max Cady.

Con estos ejemplos de dedicación y compromiso imaginaos la preparación de De Niro a la hora de convertirse en Jake La Motta. No sólo mantuvo largas conversaciones con el ex boxeador sino que, además, entrenó con él y se presentó a 3 combates de los cuales ganó 2.

Cathy Moriarty
Mientras que De Niro se preparaba para su papel el resto del elenco aún estaba pendiente de elección. Con un Martin Scorsese más preocupado por las cuestiones técnicas fue Cis Norman, el director de casting, el encargado de escoger al resto de actores. Para el papel de Joey La Motta, hermano y manager de Jake, Norman se decidió por Joe Pesci, un intérprete poco conocido a finales de los 70 a quien había visto en una película de bajo presupuesto. El director de casting quedó tan fascinado con su trabajo que le ofreció el papel de inmediato. En cuanto al personaje de Vicki, la mujer de Jake, la elección fue más complicada. Cientos de actrices acudieron a la audición, incluida una joven Sharon Stone, pero ninguna convencía del todo a Norman hasta que Joe Pesci le enseñó una fotografía. En ella aparecía una modelo de 20 años llamada Cathy Moriarty. La belleza de la chica, mezcla de inocencia y femme fatale a partes iguales, cautivó tanto a Norman que, sin dudarlo, le ofreció el papel y ella lo aceptó de inmediato.

Con el elenco y el guión decididos, Scorsese empezó la búsqueda de localizaciones para el rodaje. El director tenía serias dudas sobre donde rodar pero al final se decidió por dos grandes ciudades: Los Ángeles y su adorada Nueva York. De esta forma, el rodaje comenzó en abril de 1979 y se prolongó hasta diciembre de ese mismo año.

La Transformación de R.De Niro en Toro Salvaje
Los primeros dos meses y medio se dedicaron a la grabación de los combates en el Olimpic Auditorium de LA. Con las peleas ya grabadas, el equipo se trasladó durante cinco meses y medio al barrio neoyorkino del Bronx, en donde se realizaron el resto de tomas. De este medio año, dos meses y medio se invirtieron en grabaciones y los tres restantes en un parón para que Robert De Niro transformara su apariencia con el fin de interpretar a un avejentado La Motta. Para reflejar el abandono del boxeador el actor engordó un total de 27 kilos, lo que le llevó a conseguir un record mundial que más tarde superaría Vincent D’Onofrio con 30 kilos y que, en la actualidad, posee el actor español Antonio de la Torre, quien aumentó su peso 33 kilos para el rodaje de la película Gordos.

Pesci y De Niro durante el rodaje
Las grabaciones se realizaron en medio de un buen rollo envidiable. No sólo por la amistad entre Scorsese y De Niro, sino también por la que se formó entre el protagonista y Joe Pesci. Meses antes del rodaje De Niro y Pesci empezaron a convivir con el fin de mostrar en pantalla la complicidad propia de unos hermanos. La sensación de hermandad que surgió entre los dos actores se transformó en una gran amistad que ni siquiera se vio afectada cuando Robert De Niro le rompió accidentalmente una costilla a Pesci durante la grabación de la famosa escena del “¡Pégame!”.

Robert De Niro y M.Scorsese en Toro Salvaje
En cuanto a la parte técnica, fue uno de los detalles que Scorsese procuró cuidar al máximo. El director tenía claro que Toro Salvaje debía mostrar la crudeza del boxeo. Tenía que ser una película que impactara al público pero que, al mismo tiempo, reflejara la realidad de este deporte. Para ello, decidió documentarse acudiendo a dos combates que se celebraron en el Madison Square Garden de NY. Allí Scorsese se empapó de los sonidos, movimientos y lenguaje propios del boxeo y con la libreta llena de ideas se puso manos a la obra.

Aunque en un primer momento decidió que grabaría en color al final se decidió por el clásico blanco y negro. Los motivos de esta decisión fueron dos. El primero surgió gracias a un consejo de Michael Powell, asesor de producción y antiguo profesor de Scorsese en la Universidad de Nueva York. Durante la preparación de una escena de lucha, uno de los boxeadores llevaba unos guantes rojos. Al ver la toma a través de la cámara Powell comentó al director que ese color era molesto y, además, le advirtió que si no le restaba importancia a la cromática el espectador se distraería. El segundo motivo que llevó a Scorsese a decidirse por el B/N fue el hecho de que estaba obsesionado con mostrar el duro realismo de los combates de boxeo. De esta forma Toro Salvaje se convirtió en la única película del realizador italoamericano grabada en blanco y negro.

El único problema a la hora de grabar en estos colores era la sangre. Cuando Scorsese acudió a los combates en el Madison Square Garden, quedó impactado con la gran cantidad de sangre que se derramaba y quiso reflejar eso en su film. Al comenzar el rodaje y ver las escenas de lucha, el tono de la sangre quedaba tan claro que no se sabía muy bien que era asique para solucionarlo recurrió a un truco de la vieja escuela. Scorsese, gran fan de Hitchcock, conocía los problemas que el director inglés había tenido con el color de la sangre a la hora de rodar su famosa escena de la ducha en Psicosis. Para solucionarlo, Hitchcock sustituyó el falso plasma por chocolate Hershey’s derretido y esto mismo fue lo que hizo Scorsese en Toro Salvaje.

La cámara en el ring ofrece realismo
En el film abundan la toma panorámica y los planos medios pero merecen mención especial los constantes primeros planos, el gran uso de la grúa y el empleo de la cámara lenta en los combates. Todos estos elementos son fruto de la cooperación entre M.Scorsese y Michael Chapman, director de fotografía. Si a esto le sumamos las múltiples escenas en las que la cámara se encuentra dentro del ring, el resultado es maravilloso desde un punto de vista técnico. No sólo se nos muestra el realismo y la violencia de los combates sino que, además, consiguen que el espectador sienta que ha pagado la entrada, que está contemplando el combate y que, incluso, le salpica la sangre de los boxeadores.

Ya conocemos la importancia de la imagen en una película pero el sonido también es un elemento clave y a menudo un gran olvidado. En este sentido, Toro Salvaje se desmarcó al cuidar al máximo los detalles auditivos del film. Para recrear los golpes de los puñetazos se machacaron un montón de tomates y melones y para los flashes de las cámaras se grabaron múltiples disparos de pistola. Aunque, normalmente, las grabaciones se guardan en los estudios, en esta ocasión los técnicos de sonido, previo mandato pro-copyright de Scorsese, destruyeron todas las cintas con el fin de que nadie las volviera a utilizar.

Tras seis años de duro trabajo Toro Salvaje se estrenó en cines el 19 de diciembre de 1980 y aunque la película obtuvo el reconocimiento del público,  la crítica se hizo  de rogar. Los primeros comentarios de los expertos no fueron favorables, pero cuando Scorsese ya empezaba a hundirse llegaron las nominaciones a los Globos de Oro y el director vio la luz. Su film recibió 6 candidaturas, de las cuales sólo obtuvo el Globo de Oro al Mejor Actor de Drama para Robert De Niro. En plena resaca de éxito renovado y con una crítica que empezaba a cambiar de opinión llegaron los Oscar. Toro Salvaje obtuvo 8 nominaciones, entre ellas a Mejor Director, Mejor Actor para De Niro y Mejor Película, posicionándose así como una de las favoritas.

Aunque, finalmente, la estatuilla a mejor cinta fue para Gente Corriente de Robert Redford y la película de Scorsese sólo cosechó el Oscar a Mejor Actor, Toro Salvaje comenzó, tras la gala, a obtener el reconocimiento que merecía. La revista Premiere posicionó la interpretación de De Niro como Jake La Motta en el puesto número 10 de las 100 mejores actuaciones de todos los tiempos; la cadena de deportes ESPN la ha considerado la 3ª mejor película de deportes, tan sólo superada por Rocky y Bull Durham y el American Film Institute  la ha catalogado como la 4ª mejor película de todos los tiempos y la 1ª de deportes.

En definitiva, Toro Salvaje es un film que el propio Martin Scorsese definió como kamikaze pues en él se conjugan ambición, deseo, violencia, espectáculo y todo ello en un escenario en el que De Niro es el Rey cuando dice aquello de:

Den un escenario a este toro donde pueda demostrar su bravura, pues aunque lo mío es pelear, más me gustaría saber recitar. ¡Esto es espectáculo!

FUENTES: